miércoles, 19 de noviembre de 2014

Pensamiento positivo (o, del riesgo del pensar)






Los dominios de la cultura, el concepto cultura actual ha sido desestructurado y se desfiguró en este momento tan tecnológico, ha sido desmigado, desmenuzado hasta conseguir un fino polvo para amasar con esa harina resultante un nuevo producto, culinario o de moda, de terapias o de consumos y, de la confusión ha salido una nueva torta, del pensamiento reducida al puro entretenimiento, y a un caótico nuevo dominio cultural, el territorio es el de la misma confusión. Irreductible y casi compacto nuevo concepto, donde cabe todo. Y pensar aquí, en este nuevo territorio está prohibido por un invisible nuevo cliché o nueva norma instaurada, "para qué vas a pensar si las máquinas lo hacen por ti". Y de esta forma se apela convulsivamente al roedor del ordenador computerizado que todo lo hace él, facturando la información sin entenderla. Y así, pensar es lo de menos. Esto, da para pensar más todavía -de la lazada tendida- por difícil que así sea pensar. En tiempos líquidos, como retrató Zygmunt Bauman en 'Modernidad Líquida'. Es irreversible, bien, esto ya está instaurado y eludir esta realidad sería ceguera humana. La expansión, la invasión en la red es imparable y quiere llevarse por delante la noción de sujeto, del individuo pensante. Y esto, sería aceptar que no somos más sin la tecnología y que ella, lo es todo. No hace falta pensar, sometidos más que nunca, sujetos a la velocidad de la información. Y resulta curioso, pues en reflexionar un poco está la clave, ya que en el arte está por excelencia el lugar natural del pensamiento, en un nuevo mundo fragmentado y que explota con todo tipo de sucesos, novedades o noticias en cada rincón del Planeta, más necesitamos de la cultura para pensar y pensar en ella y en su libertad, de discernir, descartar que sirve o no, y de escoger, pues es un elemento catalizador, culturizar y seleccionar qué cultura quiero o no. El aparato o el nuevo cacharro tecnológico por venir no excluyen nunca al ser humano, sino que lo enriquece, la tecnología a tu servicio, gestionar esto y no dejarse arrastrar. Hay que arriesgarse a pensar con la cultura vehicular. Palabra por escribir y para pensar, para leer y pensar, ver, y elegir, cada día un poco, cada paso de cada vez, a los pocos, pero pensando día a día en nuestra naturaleza pensante, que el hombre evolucionó porque empezó a asociar ideas, el fuego quema y el agua apaga el fuego, y así por delante con todo; ahora es igual con la tecnología y los nuevos avances, sólo tenemos que domesticar este nuevo animal o nueva fenomenología, por otra parte nada nuevo en la evolución de la historia humana. Se puede estar seguro de pocas cosas en la vida, pero de que necesitamos pensar no tendríamos que dudar nunca.
   "Só é um briquedo mais, e pensar é divertido demais".

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